La reunión del plenario de la Convención Nacional se desarrolló en el clima de amplia libertad que caracteriza a las asambleas radicales, no exenta, a veces, de manifestaciones tumultuosas. La sesión se puso bajo la advocación del ex presidente del cuerpo, Sergio Montiel, recientemente fallecido.
El punto fundamental, sin duda, fue el debate político al que se tituló “Aporte de la UCR para afianzar el sistema democrático”. No hubo unanimidad en las opiniones, por el contrario las hubo opuestas y dentro de estas muchos matices según fueran los expositores.
Documentos aprobados
Antes de entrar al debate de fondo se consideraron dos importantes resoluciones, que habían sido aprobadas por la Mesa Directiva ad referéndum del plenario. En ambos casos se avaló lo actuado y así quedaron convalidadas por unanimidad. Una de ellas fue la actualización de la Carta Orgánica, ley fundamental para su organización interna, adaptándola a las reformas legales aprobadas para los partidos políticos, la que siempre será perfectible y que podrá ser modificada y actualizada cuando el plenario de la Convención así lo considere con la mayoría calificada que se exige para poner en marcha el procedimiento declarando la necesidad de la reforma y señalando los artículos que se proyecta modificar.
La otra resolución que se aprobó fue el documento titulado “Bases del Programa 2011” que constituye el programa radical que regirá hasta que una nueva convención decida modificarlo. Este programa es el resultado del trabajo silencioso pero fructífero llevado a cabo durante casi dos años por, aproximadamente, ciento cincuenta técnicos, expertos e intelectuales de la UCR en las materias fundamentales de gobierno. Con este programa, que constituye una alternativa política, esta Convención cumplió con la que es una de las principales obligaciones que le otorga la Carta Orgánica.
El debate político
En este debate, por momentos apasionado, hubo más de cien intervenciones, incluyendo las exposiciones de los representantes designados por los bloques legislativos que tienen derecho a voz pero no de voto y las de convencionales que representan a las provincias, y a la Juventud, Franja Morada y a la Organización de Trabajadores Radicales. En la discusión se le dio la importancia debida, a las que un sector consideró falencias propias, incluyendo las de conducción y las del período electoral que ha finalizado. Hubo réplicas a esas manifestaciones y hasta autocríticas.
Fue claramente positivo que nadie se tuvo que guardar sus opiniones. Todos los que quisieron hablar pudieron hacerlo. La parte negativa es que, por momentos, sectores de la barra hicieron redoblar sus tambores para impedir que fueran escuchados algunos oradores. La fuerza de los tambores silencia, además, la potencia de los micrófonos e impide que quienes tienen que conducir el debate puedan hacerlo. Esto, para quien preside el cuerpo, se llama censura y no es una práctica que pueda avalarse en un partido democrático. Tampoco se puede aprobar que los insultos reemplacen a las opiniones.
En los discursos hubo propuestas para que la Convención Nacional hiciera un llamado a la unidad partidaria y al sano ejercicio de su democracia interna. Se propició el anhelo de abrir el partido a la incorporación de nuevos afiliados y a recuperar la adhesión de viejos y nuevos simpatizantes. En especial, de sectores juveniles, donde la UCR tiene una importante inserción. Hubo también expresiones para que en los organismos partidarios estén incluidos todos los sectores y para que el diálogo permanente permita unir fuerzas entre sus miembros. Hubo coincidencia en afirmar el carácter progresista y popular de los principios de la UCR.
Las exposiciones mostraron la distancia que existe entre la propuesta radical y el “modelo” oficialista que ha introducido en la sociedad, con su espíritu y prácticas autoritarias, enormes conflictos, empezando por hacer una división maniquea de los argentinos, entre los amigos y beneficiarios del gobierno y entre los que disienten con el poder. Mostraron también que para los radicales los serios problemas que afronta el país pueden y deben ser resueltos por los argentinos. Para ello el fortalecimiento de la vida política es fundamental para acotar las maniobras de los intereses corporativos y la UCR asume su responsabilidad en esta taraea como fuerza democrática y progresista.
El final del debate
Cuando por lo avanzado de la hora el quórum se debilitó, la presidencia informó a la asamblea que si se seguían retirando convencionales corríamos el riesgo de perderlo. Hubo dos propuestas de someter a votación. Una referida a la reorganización partidaria para la cual se deseaba que la Convención Nacional se constituyese en sesión permanente para asumir esa misión y otra que propició votar la necesidad de la reforma de la Carta Orgánica, según dos proyectos presentados. Para que esas propuestas se votasen hacía falta que se propusiera el cierre del debate. Nadie lo hizo y por el contrario hubo oradores que dijeron que el debate debía continuar. La Mesa Directiva, por su parte, jamás propiciaría una moción para silenciar a quienes se habían anotado para expresarse.
El debate político siguió hasta que en la madrugada hubo hablado hasta el último orador anotado en la lista respectiva, sin que hubiera nadie más deseara ser incluido en la misma. Cualquier resolución que se propusiese o reiterase debía ser votada. En el edificio en que se desarrollaban las deliberaciones no había tampoco convencionales que pudieran acercarse a la obtención del quórum. Ante la imposibilidad de votar nada el presidente, como correspondía, levantó la sesión.
El presidente interpreta que el debate y los puntos de vista que en él se expusieron constituyen un aporte valioso para ir definiendo los lineamientos de la acción futura de la Unión Cívica Radical. Este informe, sintético y nada detallista, es personal y solo compromete a quien lo firma.
Hipólito Solari Yrigoyen
Presidente de la Convención Nacional
de la Unión Cívica Radical
domingo, 20 de noviembre de 2011
INFORME DEL PRESIDENTE SOBRE LA REUNIÓN DE LA CONVENCIÓN NACIONAL
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